Thomas U. sufre una extraña
patología psicológica, que afecta a muy pocos individuos. Se trata de una extraña
reacción en el cerebro que desencadena la visualización imaginaria de un
accidente. Es decir, Thomas U. intuye catástrofes donde no las hay. Pero lo
grave de esta afección es que se produce a cada momento, incluso en las
situaciones menos propicias. Lo que en algunos individuos supone un mecanismo
de defensa y prevención, en Thomas U., debido a su alta frecuencia, supone un
auténtico suplicio y sufrimiento.
Todos miramos a un lado y otro
de la calle antes de cruzar y cuando pasa el coche por nuestro lado, a veces la
mente nos juega una mala pasada e imagina que el coche nos chafa un pie o
atropella un perro. Thomas U., en esa situación, ve el edificio caer sobre el
coche, el coche atropellando a todos los peatones que esperan en el semáforo,
una bomba que explota, un terremoto que abre la tierra y engulle a todo ser...
Para Thomas U., una situación
normal se convierte en una película apocalíptica. Cuantos más actores tiene una
escena, más imágenes se generan debido a su patología. Cuando, por ejemplo,
Thomas U. entra en el vagón de un metro y se cierran las puertas, comienzan los
infartos, los disparos, se apagan las luces, descarrilamiento, destrucción,
sangre, fuego, explosión...
Los únicos momentos en los que
Thomas U.se encuentra a gusto es cuando disfruta de su afición preferida: ver
películas de acción, bélicas o de catástrofes. Thomas es adicto a ellas desde
niño y tiene una de las mayores colecciones del mundo. Thomas U. dedica cada
vez más tiempo a visionarlas, puesto que le mantiene relajado y lejos de su
trauma.
Leyendo el texto imagino que la extraña patología que tiene Thomas es debido a la adicción que tiene desde niño a las películas de acción.No hay que bromear porque si le hace sufrir ya no tengo ganas de comparaciones graciosas. Pero como es un relato imaginario te comento que me viene a la mente la afición que teníamos muchas niñas y adolescentes de mi generación, a leer tebeos de hadas y de príncipes. Pensábamos que el comienzo de una vida buena sería como en la novela cuando ponía FIN y se terminaba la historia con un único beso (más bien casto) de la parejita en cuestión. Luego la vida real es otra cosa.
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