Hoy hace un
año que nos separamos. Parece que fue ayer...
Fue una
mañana lluviosa. Fuimos juntos al centro de la ciudad, porque tú, a pesar de la
lluvia, te empeñaste en comprar una orquídea. Ese día yo también estuve a tu
lado, intentando protegerte, como siempre. Pero esa mañana me abandonaste. Sé
que tu intención no era que nuestra relación acabará allí. No te culpo por
ello, a veces las cosas suceden así. Y también estoy seguro de que en algún
momento te arrepentiste y que si hubieras podido volver atrás hubieras actuado
de otra manera. Lo sé. Aun así, yo me quedé desconcertado. Pensé en qué había
hecho mal, o si algo te había molestado. No encontré respuestas.
Quiero que
sepas que el tiempo que estuve junto a ti fue la mejor época de mi vida. Desde
que comenzamos a caminar juntos aquellas navidades hasta el último día me
trataste con cariño y respeto. Yo me sentí muy querido y afortunado. Recuerdo
como me apretabas fuerte con tu mano cuando paseábamos, o cómo me cuidabas
después de un día duro. Espero que tú también tengas un buen recuerdo de mí. Yo
me entregué al cien por cien en la relación.
Después de
tu abandono anduve fastidiado un tiempo, pero poco a poco me he ido
recuperando. Al principio estuve solo algunos días. Tenía la sensación de que
nadie se fijaba en mí. Pero otra mañana lluviosa conocí a Sofía, que me
rescató, y desde entonces estoy con ella. Ella me ha vuelto a hacer sentir útil
y deseado. De hecho podría decirse que prácticamente había conseguido que me
olvidara de ti..., hasta hoy.
Como por
una jugarreta del destino, esta tarde hemos ido a comprar al centro. Al pasar
delante de la farmacia nos hemos cruzado. De hecho casi nos chocamos. Sofía me
agarraba con fuerza y tú ibas de la mano de un modelo inglés. Y llovía, ¡cómo
no! Ha sido un momento muy intenso para mí. He vuelto a tener sentimientos que
creía olvidados. Y tú ni siquiera te has dado cuenta. Con todo lo que hemos
pasado tú y yo...
En fin,
Blanca, no te guardo rencor. Espero que seas muy feliz con tu nuevo compañero,
con su tela de cuadros y su mango de madera. Y que nunca se te ocurra olvidarte
de él y dejarlo tirado en un cubo a la entrada de una floristería.
Genial como todos. Durante la lectura he pensado cosas dispares: pareja, perro, divorcio, muerte... ¡¿paraguas?! eso no se me había ocurrido. <3 ;)
ResponderEliminarGracias Moli
ResponderEliminarSiempre que empiezo a leer uno de tus relatos cortos estoy pendiente de los adjetivos, comparaciones, metáforas... y sobre todo en los detalles porque quiero adivinar la personificación del personaje antes del final. Un paraguas, ¡claro ! El enigma resuelto, como en La Naturaleza del fuego, está en los detalles : tela de cuadros y mango de madera.
ResponderEliminarInteresante descripción del desamor y su amargo poso...
ResponderEliminar¡ Genial ! Éste es tu estilo. Creo que es donde brilla tu imaginación. Siempre distinto con tus relatos cortos y siempre sorprendiéndonos.
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
ResponderEliminar