lunes, 28 de noviembre de 2016

SERENATA

El tren hace su parada en la estación N. En el vagón el ambiente está calmado, entre móviles algún libro y alguna charla. De pronto se abren las puertas y aparecen en escena cinco músicos con pinta de la Europa del Este. Sin perder un segundo comienzan con una conocida danza húngara. 

El contrabajo marca el compás, el acordeón acompaña, la guitarra toca los acordes y el violín y la trompeta se reparten la melodía. Los pasajeros dejan por un instante sus quehaceres y contemplan el espectáculo musical. Pero justo cuando estaban a punto de acabar aparece el revisor del tren R y les invita a abandonar el ferrocarril. 
Uno de los músicos le advierte que la gente quiere escuchar la música. Pero ni por estas. El revisor R se muestra más expeditivo y roza la violencia física. Amenaza también con llamar a la policía. Pasan unos minutos en los que los pasajeros del vagón comienzan a posicionarse. Unos tienen prisa por llegar al trabajo, otros quieren escuchar la música, otros envalentonan al revisor R para que los eche del tren. Al final los músicos desisten y bajan del ferrocarril. Éste se pone en marcha dejándolos abandonados en un andén, a la espera que pase el siguiente tren. Algunos aplauden, otros abuchean.

Por la noche, el revisor R no puede dormir, su cabeza no deja de canturrear esa danza húngara una y otra vez.

1 comentario:

  1. La música inspira, relaja, emociona, hace soñar, hace olvidar y sobre todo, hace pensar. La serenata rompió la monotonía diaria de los viajeros habituales del tren y después de la aparición del revisor, tienden a posicionarse. Esta "jubileta" para y se pone a pensar: ¿Cuál hubiera sido mi posicionamiento ?... Espero tu próximo relato

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