viernes, 7 de octubre de 2016

DEPENDENCIA

El escritor de novelas de misterio Demian E. se encuentra en el mejor momento de su carrera profesional. Su último trabajo se ha vendido en decenas de países. Desde la prensa especializada sólo recibe buenas críticas, y desde la editorial más y más jabón. Para Demian E., el escritor de novelas de misterio, su trabajo es lo más importante. De hecho es lo único, ya que toda su vida gira entorno a éste.
Hace unos años el escritor Demian E. cambió de lugar de residencia y rompió con su vida anterior. Abandonó la ciudad por un pequeño pueblo de montaña, tranquilo, ideal para sus quehaceres. Desde entonces perdió el contacto con todo su entorno. Además, en el pueblo no ha labrado ninguna nueva amistad. Con todo esto, el escritor de novelas de misterio Demian E. ha ido cada vez agriando su, ya de por sí, mal carácter. Esta circunstancia dificulta, un poco más si cabe, la aparición de nuevas relaciones.

Para el escritor de novelas de misterio Demian E. es imprescindible mantener un cierto equilibrio físico y emocional para poder llevar a cabo su labor con garantías. Para conseguir un estado óptimo, Demian E. sale cada mañana, en ayunas, a correr una hora por las pistas que atraviesan los campos de cultivo de alrededor del pueblo. Esta actividad le proporciona una liberación de endorfinas y un buen ejercicio cardiovascular, muy beneficioso para su estado anímico. Pero además obtiene otra recompensa. El corredor Demian E., escritor de novelas de misterio, se cruza cada día con el mismo tractor. Y cada día se produce el mismo ritual. El hombre que conduce el tractor,Elliot F., coleccionista de sellos postales, aminora la marcha en cuanto le ve y se aparta a un lado de la pista. Al pasar a su lado, ambos se saludan con una sonrisa cómplice, casi eufórica, como se saludarían dos conocidos de toda la vida a quienes ya no queda nada por decirse. En cambio la realidad es totalmente antagónica. El conductor del tractor Elliot F. y el escritor de novelas de misterio Demian E. son auténticos desconocidos. Para el escritor este contacto humano le supone la dosis suficiente de relación para poder sobrevivir. De hecho es el único contacto que mantiene. El hombre que conduce el tractor,Elliot F., en cambio, conoce en profundidad a todos los habitantes del pueblo, a quienes, sin embargo, no saluda tan efusivamente como a Demian E. El escritor es la única persona con quien nunca ha mantenido una conversación.

Una mañana, el escritor de novelas de misterio Demian E. realiza todo el recorrido de su carrera y extrañamente no se cruza con el tractor de Elliot F. El escritor Demian E. no le da mayor importancia, piensa que quizás esa mañana el hombre del tractor tiene otras tareas. Pero cuando al día siguiente tampoco se encuentra con él, el escritor comienza a sentir un extraño nerviosismo. Durante todo el día es incapaz de completar una sola frase y no se puede quitar de la cabeza la ausencia del Elliot F.. Por la noche le cuesta conciliar el sueño.
Al día siguiente el escritor de novelas de misterio Demian E. sale impaciente a correr, esperando encontrarse con el tractor. Pero sin éxito. Demian E. está desesperado. Su vida se tambalea. Su equilibrio se desmorona. Siente la soledad. Piensa que si no vuelve a saludar a Elliot F. nada volverá a ser lo mismo. El escritor Demian E., aquejado ya de múltiples neurosis, se encierra en sí mismo y decide no salir a correr. De esa manera puede imaginar que se encuentra a Elliot F. montado en su tractor y se saludan efusivamente, como siempre. En cambio, si decidiera salir a correr tiene pavor al pensar que no lo va a ver. Así sobrevive durante un tiempo.

El encierro en su mundo y la falta de ejercicio físico comienzan a hacer mella en el escritor de novelas de misterio Demian E.. Sabe que no puede continuar así por mucho tiempo. De modo que un día se arma de valor y sale de nuevo a correr. Su estado de forma ha empeorado, lo nota en las primeras zancadas. En cambio, el placer de poder volver a respirar a pleno pulmón le anima progresivamente. El corredor Demian E. va completando su recorrido sin hallar rastro del hombre del tractor. Demian E. comienza a sentir un nudo en el estómago. Pero de pronto percibe el inequívoco sonido del tractor, que se acerca. En ese instante no siente el cansancio ni teme a la soledad. Tan sólo está impaciente por el reencuentro y acelera el ritmo de su carrera para no demorarlo más. Tras una curva ahí está el tractor, que aminora su marcha, como siempre, y se aparta a un costado de la pista. Al pasar junto a él, el escritor Demian E. alza la vista y saluda efusivamente. Pero en el asiento del tractor no halla al hombre que esperaba saludar. Su lugar lo ocupa un chaval de unos quince años, que responde al saludo de Demian E con la misma o superior intensidad. El escritor Demian E. continúa corriendo y asimilando su nuevo contacto humano, sin duda del todo satisfactorio.
Esa tarde el escritor de novelas de misterio Demian E. escribe con la inspiración de los dioses. Su equilibrio vital se ha restablecido del todo. No tiene la completa seguridad pero si el presentimiento de que al día siguiente se encontrará de nuevo con el chaval de unos quince años subido en su tractor. Y sabe que lo saludará efusivamente.

Antes de dormirse, el escritor de novelas de misterio Demian E. piensa qué habrá sido del hombre del tractor. Quizás le ha pasado algo grave. O tal vez el chaval de quince años sea su hijo y en él haya delegado esa tarea. En cualquier caso al escritor de novelas de misterio Demian E. esa cuestión no le preocupa lo más mínimo ni le impide conciliar el sueño. Esa noche duerme como una cría de lirón en brazos de su madre.

2 comentarios:

  1. Creo que he visto a esos conductores de tractor, Dani! Excelente relato, mi buen amigo el escritor de novelas!

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  2. Tu que me miras con buenos ojos. Me alegro de que te haya gustado.

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