sábado, 21 de mayo de 2016

LA COLA DEL PEZ

Thomas U. sufre una extraña patología psicológica, que afecta a muy pocos individuos. Se trata de una extraña reacción en el cerebro que desencadena la visualización imaginaria de un accidente. Es decir, Thomas U. intuye catástrofes donde no las hay. Pero lo grave de esta afección es que se produce a cada momento, incluso en las situaciones menos propicias. Lo que en algunos individuos supone un mecanismo de defensa y prevención, en Thomas U., debido a su alta frecuencia, supone un auténtico suplicio y sufrimiento.
Todos miramos a un lado y otro de la calle antes de cruzar y cuando pasa el coche por nuestro lado, a veces la mente nos juega una mala pasada e imagina que el coche nos chafa un pie o atropella un perro. Thomas U., en esa situación, ve el edificio caer sobre el coche, el coche atropellando a todos los peatones que esperan en el semáforo, una bomba que explota, un terremoto que abre la tierra y engulle a todo ser...
Para Thomas U., una situación normal se convierte en una película apocalíptica. Cuantos más actores tiene una escena, más imágenes se generan debido a su patología. Cuando, por ejemplo, Thomas U. entra en el vagón de un metro y se cierran las puertas, comienzan los infartos, los disparos, se apagan las luces, descarrilamiento, destrucción, sangre, fuego, explosión...

Los únicos momentos en los que Thomas U.se encuentra a gusto es cuando disfruta de su afición preferida: ver películas de acción, bélicas o de catástrofes. Thomas es adicto a ellas desde niño y tiene una de las mayores colecciones del mundo. Thomas U. dedica cada vez más tiempo a visionarlas, puesto que le mantiene relajado y lejos de su trauma.

1 comentario:

  1. Leyendo el texto imagino que la extraña patología que tiene Thomas es debido a la adicción que tiene desde niño a las películas de acción.No hay que bromear porque si le hace sufrir ya no tengo ganas de comparaciones graciosas. Pero como es un relato imaginario te comento que me viene a la mente la afición que teníamos muchas niñas y adolescentes de mi generación, a leer tebeos de hadas y de príncipes. Pensábamos que el comienzo de una vida buena sería como en la novela cuando ponía FIN y se terminaba la historia con un único beso (más bien casto) de la parejita en cuestión. Luego la vida real es otra cosa.

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